Homeopatía contra el cáncer: por favor, no

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6 mai 2019
Antiguos frascos de medicamentos homeopáticos

 

En un reciente artículo publicado en la web de la revista Exame, un grupo brasileño alega preparar inmunomoduladores –esto es, remedios capaces de estimular el sistema inmune– homeopáticos que tendrían “...acción potencializadora de las defensas orgánicas y promueven el fortalecimiento de la inmunidad de forma natural y suave, sin presentar contraindicaciones, elevando la calidad de vida del paciente que está siendo sometido a radioterapia, quimioterapia, entre otros”.

Si no se tratara de pacientes en situación tan frágil, debilitada y triste, yo incluso aplaudiría la iniciativa. Pero tratándose de cáncer, me siento en la obligación, no solo de aclarar lo que dice la mejor ciencia, sino de mostrar mi indignación. Y dejo una pista: cuando alguien afirme que algo no tiene contraindicación, ¡desconfíe!

Ya fueron realizados varios ensayos clínicos, por lo menos desde 1835, comprobando que la homeopatía es ineficiente –para cualquier cosa. Algunos estudios señalan efectos positivos, pero carecen de rigor científico o validez. Cuando se busca evaluar la totalidad de los intentos para comprobar científicamente la eficacia de la homeopatía, la tendencia predominante es: cuanto mejor es la calidad del estudio realizado, más negativa es la conclusión.

En los trabajos que buscan dar sustento a la práctica, no se ve descripción alguna de mecanismos celulares o moleculares, efecto farmacológico, poblaciones celulares diana, vías de señalización activadas, entre muchos otros criterios esperados del análisis serio de candidatos a medicamentos.

Si la homeopatía ejerce algún efecto placebo, o si afecta al equilibrio hormonal, todavía no se ha comprobado. Vale mencionar que la mayoría de las dolencias tratadas con homeopatía tienen carácter crónico y con ataques estacionales, como el asma y la rinitis, o causas más complejas, como migrañas y depresión. Con la remisión espontánea de las señales y síntomas, característicos de esas dolencias, la que se lleva el crédito es la homeopatía.

Todo bien con el asma, rinitis, lumbalgia y las migrañas. Pero ¿y las dolencias mas graves? Bueno, en mis 18 años de inmunología, nunca vi a nadie que fuera curado de tuberculosis, mal de Chagas, SIDA, esclerosis múltiple o cáncer con un tratamiento homeopático. ¡No, no lo vi!

Hasta estoy a favor del uso de la homeopatía, pues estoy a favor de la LIBERTAD del individuo, libertad de elegir lo que le place, le hace bien, o le consuela el sufrimiento. Sin embargo, no hay libertad sin conocimiento. Lo que no puede ocurrir es la oferta de terapias alternativas con el objetivo de sacar provecho del sufrimiento ajeno.

Cáncer

Todo el mundo sabe que el cáncer es una enfermedad grave, responsable de un número significativo de muertes todos los años, en Brasil y en el mundo. También es de dominio público que el cáncer es el resultado de mutaciones genéticas que culminan, generalmente, en un descontrol de la proliferación celular. Lo que todavía se discute, sin embargo, es cuál es la respuesta inmune más adecuada y cómo manipularla de manera que potencie sus efectos, llevando a una mejoría significativa en la calidad (expectativa) de vida de los pacientes. Como las células tumorales provienen de nuestros propios tejidos y órganos, es más difícil para el sistema inmune, acostumbrado a enfrentar organismos invasores como virus o bacterias, combatirlas de manera eficaz.

En este contexto, las inmunoterapias eficaces contra el cáncer forman parte de una búsqueda incesante en la vida de los científicos, muchas veces con poco éxito. A veces, sin embargo, aparece una luz al final del túnel. Los científicos James P. Allison y Tasuko Honjo, ganadores del Premio Nobel de Medicina de 2018, descubrieron una forma de mejorar la respuesta inmune en pacientes con cáncer. Utilizando anticuerpos monoclonales –o sea, proteínas que bloquean la acción de las moléculas que eliminan el sistema inmune, presentes en las células tumorales– los investigadores consiguieron potenciar los elementos clave de la respuesta inmune antitumoral, mejorando la expectativa de vida de miles de personas de todo el mundo. Años de dedicación y compromiso, recompensados de la mejor forma posible: mejorando la vida de las personas.

Principios homeopáticos

La homeopatía no fue la primera forma de medicina alternativa u holística. Hipócrates ya lo decía: “Es mejor conocer a la persona que tiene una dolencia que a la dolencia que tiene una persona”. O sea, Hipócrates, con su gran humildad, rara hoy en día, ya sabía que las enfermedades son procesos complejos y distintos, y que las mismas enfermedades pueden tener etiologías diversas. Solo con una buena anamnesis nos podremos acercar a una respuesta. Quizás ahí Hanehmann acertó: en la homeopatía, las consultas son largas, y buscan obtener una visión más amplia de la vida del paciente y de sus hábitos. Pero los aciertos terminan ahí.

Pero ¿quién es Hahnemann? Samuel Hahnemann fue el padre de la homeopatía. Nació en 1755 en Meissen, Alemania. Se graduó como médico en 1779 y, en sus primeros años de medicina enfrentó grandes dificultades financieras. Pero murió en un lujoso castillo, muchos años después de publicar su trabajo seminal “EL ORGANON DEL ARTE DE CURAR”. ¿En qué se basa la homeopatía?

Por algún motivo, Hahnemann comenzó a creer que compuestos que causan síntomas semejantes a los de algunas dolencias podrían curar esas dolencias.

O sea, si usted tiene asma, sería posible que algún compuesto que causara la falta de aire pudiese proporcionar la cura. La tan famosa CURA POR LO SIMILAR. Extraño, ¿no? Bueno, no se quedó por ahí. Hahnemann también “entendió”, tal vez por miedo a causar una intoxicación “anti-homeopática”, que los compuestos deberían estar altamente diluidos y, posteriormente, agitados, en un proceso llamado “sucusiones hahnemanianas”. Y cuanto más diluido, ¡mejor!

Originalmente, las soluciones debían ser agitadas manualmente por quien las preparaba para que la “energía” fuera transferida del preparador a la solución, potenciando su función. Bueno, menos mal que Lenin, Stalin o Hitler no eran homeópatas, ¿no? Aparte de los bolcheviques y los miembros de las SS, creo que a nadie le gustaría esa energía tan funesta. Más interesante todavía, sorpréndase, hoy el proceso se hace de forma mecánica. ¡Así es!

Sistema Inmune

El sistema inmune, complejo, dinámico, está compuesto por una serie de células y tejidos, cuya función principal es no solo el combate a las enfermedades, sino también la reparación de los tejidos y el mantenimiento del equilibrio interno del organismo. El sistema inmune oncluye aquellas células que se ven en los análisis de sangre: neutrófilos, monocitos, linfocitos… Son esenciales para la vida del ser humano, y más esenciales todavía para combatir el cáncer. El hecho es que, incluso en la medicina convencional, hay poquísimos medicamentos que consigan estimular la respuesta inmune. Si lo hacen, es de manera amplia e inespecífica, o sea, promoviendo varios segmentos de la respuesta inmune, que llamamos inmunidad innata o adaptativa, y que tienen funciones un tanto distintas en nuestro organismo.

Aparte de eso, siguiendo la premisa de Hahnemann, de la cura por lo similar, ¿en qué consistiría un inmunomodulador homeopático? ¿En una dilución extrema de un extracto de los carcinógenos del tabaco? ¿En una solución de tumor de mama sucusionada? ¿O en unas gotas de HPV diluido millones y millones de veces? Difícil.

El hecho es que aprecio la libertad y, así, repito: ¡no hay libertad sin información! Por eso considero que el rol importantísimo de un científico como yo, es alertar a la población sobre los riesgos de las pseudociencias, de las elucubraciones metafísicas o de la creencia abstracta. No existe comprobación de que la homeopatía pueda, de hecho, mejorar la respuesta inmune de alguien y, de esa manera, combatir el cáncer. Ciertamente, no hay evidencias de que la homeopatía cure cualquier cosa. Incluso si la homeopatía fuera hermana gemela del placebo, cámbiela por otra cosa, o elija usted mismo: un chocolate, un buen vino, un paseo por el parque, un abrazo de quien usted ama o una sinfonía de Beethoven.

No se deje llevar por afirmaciones infundadas, datos cuestionables, resultados sucusionados o curas diluidas. Pero, si aún sabiendo todo esto, la homeopatía le hiciera bien, úsela, tal vez sea ese su placebo: la LIBERTAD de elección.

Jean Pierre Schatzmann Peron es investigador del Laboratorio de Interacciones Neuroinmunes del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la Universidad de San Pablo, Brasil.

Traducción de Alejandro Borgo.

 

 

 

 

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